Alza la cabeza, altivo, arrogante, con la
mirada fija en la oscuridad. Olfatea el aire, huele sangre humana.
Camina entre la oscuridad de la noche sediento. Escucha sollozos,
solllozos de mujer. Sigue su aroma por entre los árboles, andando
despacio. Su pálida piel reluce en la oscuridad, sus ojos centellean
clamando sangre. Está cerca de su presa, el aroma es cada vez más
intenso. Está sola, llora asustada, perdida en el bosque, consciente del
peligro de la noche. ¡La tiene! Está apoyada en un árbol, sentada,
abrazando sus rodillas y con la cabeza escondida. Astaroth se aproxima a
ella. Huele deliciosamente bien.
-Buenas noches pequeña. ¿Qué haces aquí tan solita? -dice con voz seductora.
Ella
levanta la cabeza asustada, está aterrorizada. Al verlo entreabre la
boca, maravillada por la belleza del vampiro. Astaroth le tiende una
mano ayudándola a levantarse. Ella no pronuncia palabra, tan sólo lo
mira asombrada. Él se relame los labios con la punta de la lengua. Se
acerca despacio a ella, a escasos milímetros de su boca.
-¿Quién eres? -logra preguntar ella con un hilo de voz.
-Soy
Astaroth -responde fijando su mirada en el cuello de su víctima. Huele y
clava sus colmillos sutilmente. Ella alza el mentón con la respiración
agitada para facilitarle el acceso. Astaroth bebe hasta saciarse dejando
que ella caiga en un eterno sueño. Relame sus colmillos y la deja caer
al suelo con un delicado movimiento. Astaroth está saciado, complacido.
Muestra una sonrisa triunfal y desaparece en el espeso bosque.